Estremecedoras Revelaciones de una «programadora mental» Illuminati

2 Jun, 2018

«Hola, mi nombre es Svali. Tanto mi familia como yo fuimos parte de los Illuminati hasta hace unos años, cuando logramos escapar. Yo me dedicaba a las tareas de programador en el culto, y ahora quiero compartir este conocimiento para ayudar a otras personas».

Svali Waldrop es otra de los ex-Illuminati que nos permite conocer esta secta que domina Occidente desde hace siglos. Su perspectiva es especialmente reveladora, en la medida en que su labor en la organización fue la programación de control mental mediante trauma.

El nombre genérico del programa MK Ultra o de su subprograma Monarca. Con la información de Svali se confirma lo que venimos diciendo desde hace tiempo: Que la programación mental mediante trauma es el elemento fundamental que permite entender el poder-religión real y las élites que lo ostentan. Que esta programación es la clave para entender el arte del ejercicio del poder-religión, que se basa en el secretismo, en la lealtad a organizaciones secretas, en la infiltración, en la obediencia. Todo ello tensado por el ritual de sexo y sangre, del que esta programación mental no es más que una versión más sistemática, más científica, más tecnológica, en suma, más profanizada.

El arte del poder-religión es el arte de la doble moral, del doble juego, de la inversión de los símbolos. Y este arte lo han llegado a ejercer de la manera más refinada los Illuminati, haciendo de la disociación mental y de la psicopatocracia su arma más poderosa.

La Programadora que se desprogramó

Svali Waldrop es el seudónimo con el que se dió a conocer esta ex-Illuminati para proteger su vida y la de su familia. Después de todo lo que sabemos sobre el poder-real en la sombra y sus métodos, sobre los Illuminati, todo lo que nos dice Svali nos parece coherente, todo encaja con lo que dicen otros insiders, otros ex-Illuminati, otros ex-esclavos de control mental.

Nos ofrece una perspectiva muy diferente de esta secta psicopatocrática si la comparamos con la de otras figuras como Brice Taylor o Cathy O’Brien. Ella sufrió también programación mental mediante trauma, como todos los Illuminati, en un grado u otro. Pero lo interesante es que trabajó sobre todo, a su vez, como programadora. Esto hace que sus textos y entrevistas sean particularmente reveladores, especialmente cuando trata del tema de la programación.

Svali nos habla de los Illuminati con la perspectiva de una programadora, nos muestra la importancia que tiene la programación en su moral, en su visión del mundo, en sus valores. De hecho gracias a Svali seguimos obteniendo confirmaciones de un tema del que venimos tratando desde hace tiempo, que es que la programación mental mediante trauma es la clave de bóveda de esta secta, pero también del poder-religión en general y de cómo este da forma a las sociedades.

En otras palabras, si no fuese por el control mental mediante trauma toda la organización Illuminati se desmoronaría. Por eso se sabe tan poco del tema, por eso se habla tan poco del tema, por eso, incluso en los sectores alternativos, conspiracionistas, conspiranoicos, etc., tampoco se profundiza en general en estos programas y el papel que desmpeñan en todo la mecánica del poder-religión. Porque hay fuerzas muy poderosas que trabajan activamente para que sea así.

Svali, como es habitual entre los Illuminati, procede de una familia de la secta. Tanto su padre alemán, como su madre y su padrasto estadounidenses, eran Illuminati. En un texto nos dice que nació en 1957, en Alexandria, Virginia, EE.UU, y en otro que lo hizo en Alemania y que llegó a Estados Unidos muy joven. Creemos que estas incoherencias responden a su programación mental no le damos más importancia. De hecho responden a un patrón frecuente entre los Illuminati, que es el de adopciones entre unos linajes o familias y otros, en el marco de alianzas de poder.

Los Illuminati son muy poderosos en Alemania, y su madre llegó a ser miembro del Consejo Regional del área de Washington D.C. Svali llegó a ser líder del Consejo Metropolitano de San Diego con tan solo 22 años. Como veremos participó en una ceremonia satánica en el Vaticano reservada a los líderes Illuminati. Todo esto nos hacer pensar que pertenecía, de manera encubierta, a un linaje de cierto poder entre los Illuminati, y hubiese llegado aún más alto en la jerarquía sin su moral, su humanidad, su cordura y su valentía no se lo hubiesen impedido. Hasta hacerla abandonar la secta con 38 años.

Como decimos, su principal labor en la secta fue la de programadora o instructora y llegó a ocupar un puesto en el Consejo de Gobierno Metropolitano (Metropolitan Lidership Council) de San Diego. No tuvo contacto directo con la alta política, la inteligencia, las operaciones encubiertas ilegales, etc., como son los casos de Brice Taylor o Cathy O’Brien. Pues su labor se concentró sobre todo en el ámbito de la programación, a nivel local y metropolitano. Pero sí accedió a información secreta de este grupo como consejera a nivel metropolitano y por el contacto diario con otros miembros y con su familia. Su madre, como decíamos, era miembro del Consejo Regional del área de Washington D.C. y tenía contactos muy influyentes y acceso a información muy importante.

En 1995 (con 38 años) dejó la secta y pasó un período de desprogramación, relativamente suave, comparado con otros casos que conocemos, dado su conocimiento de primera mano de las técnicas de programación. Svali es por tanto una programada programadora que se desprogramó. Y lo cierto es que sin comparamos lo que dice con la trilogía más completa sobre el tema en el ámbito público, la de Fritz Springmeier y Cisco Wheeler, no cabe duda de que es una experta en programación, y también sabe mucho de desprogramación.

Insistimos en que lo más interesante de Svali es que era programadora, formadora de programadores, consultora en el tema. De esta manera intuimos que pudo desprogramarse con relativa facilidad, porque conocía de primera mano los métodos de programación. Incluso aunque, como sospechamos, no llegó a desprogramarse por completo, lo hizo suficientemente como para poner en cuestión su labor de programadora y valorarla en relación con el resto de la realidad, con el resto de sus álters, comprendiendo la inmoralidad y la mecánica terrorista en que se basa.

Sí, si algo define a los Illuminati es que son terroristas, son una secta fundamentalista que ha hecho del terror un arte. En esto consisten en última intancia sus rituales, y la programación de control mental mediante trauma, en la instrumentalización refinada, sofisticada, sublimada, del terror.

Las revelaciones de Svali, sobre todo porque están filtradas por su experiencia como programadora, son una fuente privilegiada para comprender que esta programación esta en la base de la radical y patológica manera de ver el mundo de esta secta, gobernada por «valores» tales como el abuso y el maltrato infantil, el dominio despiadado, la inhumanidad, la traición, la ley del más fuerte, la obediencia ciega, el fin justifica los medios, la falsedad y la hipocresía, etc. En resumen: cualquier cosa está justificada si con esto se consigue dominar al vecino. Esta es la gente que nos gobierna en la sombra y que da forma a nuestras sociedades, y desde hace siglos…

La Historia de los Illuminati

Según Svali los Illuminati se remontan a las antiguas religiones de misterios de Babilonia, Egipto y los Celtas. Según la ex-Illuminati hay continuidad entre estos cultos y los que sigue practicando hoy esta secta, y están muy orgullosos de ello. Todo esto están además vinculado a sus linajes de sangre. Los líderes Illuminati se consideran descendientes de linajes de poder ancestrales, a menudo ocultos. Todo esto está vinculado a los rituales de sexo y sangre, añadimos nosotros. Es, en definitiva, una mecánica hierogámico-sacrificial.

Los Illuminati también se remontan, según Svali, a la Atlántida. Creen que fue una civilización muy evolucionada en términos espirituales, afines al ocultismo luciferiano. Consideran y enseñan a sus miembros que algunos de los supervivientes de la Atlántida fueron los precursores de los Illuminati de hoy.

Svali nos dice que los Illuminati enseñan a sus miembros que ellos estaban también detrás de figuras importantes en la historia como Alejandro Magno y los emperadores romanos. Pero que, en su forma actual, se emparentan con los Caballeros Templarios, con la Iglesia Católica desde el siglo XVII y los Rosacruces, entre otros.

La ex-programadora nos habla de dos tipos de realeza entre los Illuminati, una visible y otra oculta:

«Los líderes Illuminati afirman que son descendientes de linajes reales, así como de tradiciones ocultas ininterrumpidas. Como ves, se usan dos nociones de «realeza». La realeza visible, que se puede observar hoy, y la «realeza oculta» de linajes reales y un gran poder oculto. A veces ambas coinciden, como ocurre con el Príncipe de Gales.
[…] Hasta donde yo sé, los descendientes de los Hanóver/Habsburgo gobiernan en Alemania por encima de la Bruderheit. Son considerados una de las líneas más fuertes, también en el ámbito oculto. La línea británica, con la familia real, está justo por debajo. Sin duda, ellos gobiernan la rama británica, por debajo de los Rothschild en el ámbito oculto, a pesar de que públicamente el Parlamento gobierna el país.

En Francia, de nuevo, los descendientes de las familias reales están también en el poder en el ámbito oculto, pero los Rothschild franceses tienen poder sobre todos ellos. La rama estadounidense es considerada inferior y más joven que las europeas. […]
Alemania, Francia y Reino Unido forman un triunvirato que gobierna la secta europea. La Unión Soviética es considerada importante, y tiene los grupos militares más importantes.

A la Unión Soviética se le ha prometido el cuarto puesto en el Nuevo Orden Mundial, por encima del que EE.UU. tendrá, porque la Unión Soviética ha contribuido y cooperado más a lo largo de los años a implementar la agenda. Los descendientes de las antiguas familias en el poder forman parte también de los líderes ocultos, junto a los nuevos. […] China ocupará un puesto detrás de la Unión Soviética, y después estará EE.UU. Pero muchos de los líderes estadounidenses actuales estarán en Europa cuando tenga lugar el cambio, y muchos tienen residencias allí. Habrá «cambio de nacionalidades» de un día para otro, como ya ocurrió.»

En esta cita se avanzan ya algunos datos sobre el Nuevo Orden Mundial, del que hablaremos más después. Pero sobre todo lo que muestra es la importancia de la continuidad de los linajes y de que estos a menudo son ocultos. La estructura de los Illuminati es como la de una cebolla en la que unas capas se van envolviendo a otras y nada es lo que parece desde el exterior.

El nombre Illuminati puede derivarse de la orden bávara homónima, fundada por Adam Weishaut en 1776, un mismo día 1 de mayo en que escribimos este artículo, pero los Illuminati de Baviera no son más que uno de los muchos frentes que ha ido envolviendo, como una capa de cebolla intermedia más, la corriente más oculta y más antigua. Que como decíamos pasa por los Templarios, los Rosacruces y otras sociedades secretas o discretas:

«Weishaupt no creó los Illuminati; ellos lo eligieron a él como un testaferro y le dijeron lo que tenía que escribir. Quienes crearon los Illuminati fueron los financieros, que se remontan a los banqueros de la época de los Caballeros Templarios, que financiaron a los primeros reyes europeos. Weishaupt fue su «chico de los recados», estaba a sus órdenes.»

La «historia» oculta de los Illuminati es importante en la formación de sus miembros, aunque problemente parte de ella sea fabricada, como una forma de propaganda y de desinformación interna, nos dice Svali. Para esta secta el poder lo es todo, y el saber es una herramienta siempre supeditada al poder. Por eso los académicos y los sabios oficiales nos hablan tanto de la neutralidad del saber, porque son propagandistas, y muchos de ellos idiotas útiles, que prefieren tener un sueldo fijo y presumir del prestigio de sus cargos que conocer la verdad. Manipular el conocimiento al servicio de la agenda es una de las habilidades de los Illuminati, y la mayoría de los académicos de hoy no son más que sus aprendices. Por supuesto, en los niveles más altos, estos académicos son también Illuminati.

En todo caso, lo que enseñan a sus miembros es que los Illuminati estaban detrás del poder aparente en muchos episodios decisivos de la historia. No solo como fuerzas ocultas, sino también como ocultistas. Por ejemplo, Svali nos habla de un detalle curioso, como es que debajo de Stonehenge hay una gran sala repleta de huesos de sacrificios. Después hablaremos de otra sala subterránea y de otros huesos debajo del Vaticano.

Lo interesante de esta enseñanza de la «historia» oculta de los Illuminati es que, según nos cuenta Svali, lo hacen en parte con escenificaciones, con ejercicios teatrales, en las que participan los mismos alumnos. Se les dice, sea esto más o menos cierto, que ciertas figuras importantes de la historia fueron Illuminati, que contribuyeron a dar forma al mundo. Y de esta manera se ensalza la organización y el sentimiento de pertenencia a ella.

Y otro tema del que nos hablan las ex-esclavas de control mental. Les dicen por activa y por pasiva que ellos son especiales, que ellos son diferentes, que ellos son mejores, que son los «elegidos». Al mismo tiempo que los torturan, los sodomizan y los violan, desde que son bebés. Con esta gente en el poder, no es extraño que el mundo sea como es.

La Organización de los Illuminati

Svali nos dice que los Illuminati son rigurosamente generacionales. En términos generales no aceptan outsiders. Lo que si aceptan son niños, siempre que ya hayan estado expuestos a trauma, a disociación mental, como es el caso de aquellos que proceden de redes de pornografía infantil, o de otros entornos traumatizantes, como guerras, catástrofes, maltrato infantil, familias drogodependientes, etc, añadimos nosotros. Los rituales sacrificiales humanos, la programación mental, la pederastia en las altas esferas, etc., son todos elementos claves en el poder-religión Illuminati, y para esto necesitan muchos niños «sacrificables» (‘expendable’).

Lo que es importante entender es que se es Illuminati o no se es Illuminati. Y esta diferencia es fundamental para entender cómo funciona todo. Ser parte de ellos es algo que no se elige. Se nace siendo Illuminati. De hecho, a menudo, son Illuminati desde el feto, en la medida en que allí comienza la traumatización. La mitología está llena de estas referencias a los partos prematuros, a los traumas en el embarazo, etc. Pero los académicos no han llegado a entender la importancia crucial y la actualidad de todo esto, porque los que les pagan no quieren que esto se entienda.

Ser Illuminati es, en cierto sentido, un privilegio, pero un privilegio que se paga muy caro, como vamos a ver. Muchos quieren y han querido salir de la secta en el pasado, pero pocos lo han conseguido:

«A lo largo de los siglos muchas personas han querido escapar, pero muchas veces fueron, o envenenados, o asesinados, o hicieron que parecieran suicidios. No les gusta que la gente abandone la secta, e intentan hacerlo muy difícil…»
Los matrimonios son arreglados por el grupo, y no es posible casarse con alguien que no sea miembro:

«Mi experiencia es que, en el grupo, los matrimonios son siempre convenidos. En mis 38 años en el grupo, nunca he conocido una pareja, entre los Illuminati, que no fuese el resultado de un matrimonio arreglado. […] Muchas veces estos matrimonios son convenidos por compatibilidad, pero también por los linajes, para unir los linajes adecuados.»

Están organizados en estructuras piramidales, muy jerárquicas y estratificadas. Hay grupos a nivel local. En una zona metropolitana puede haber entre 10 y 30 de estos grupos locales. Este es conocido como el «nivel inferior» o «anárquico». Estos grupos se denominan «hermanos», pero en realidad son prácticamente independientes y reportan a un nivel superior.

Este es un ejemplo de que la noción de «hermandad», como ocurre en la masonería, no se corresponde con la estructura piramidal y jerárquica de estas sociedades secretas. Es otra de sus muchas cortinas de humo, de sus tapaderas para que no se comprenda lo que son: una forma de terrorismo refinado y sublimado, pero no terrorismo contra otros, sino contra sí mismos. Esto explica por qué los Illuminati son los maestros por excelencia del terrorismo, del que conocemos y vemos a diario en los periódicos (en sus periódicos).

Estos grupos locales, de unos 30 miembros cada uno, son lo que se suele considerar convencionalmente una secta satánica, nos dice Svali. De hecho están presididos por un alto sacerdote o una alta sacerdotisa. Esto no quiere decir que todas las sectas satánicas sean Illuminati, aunque lo normal es que simpaticen.

Los grupos locales reportan a un consejo de dirección metropolitano (‘metropolitan lidership council’), formado por 13 miembros de distintos sectores, presidido por un Baalim. Entendemos que este término se relaciona con el dios Baal (‘amo, señor’), al que se ofrecen niños en sacrificio, por cierto. También le llaman a la organización Moriah, el monte en el que Abraham iba a sacrificar a su hijo Isaac sin pensárselo dos veces, obedeciendo a Satán, disfrazado de Dios en la Biblia. Todo esto son más datos que nos permiten comprender en qué consiste la psicopatocracia Illuminati.

A su vez los consejos de dirección metropolitanos reportan a un consejo de dirección regional, también formado por 13 miembros, también de los distintos sectores de actividad (ejército, religión, academia, formación, finanzas, ciencias). EE.UU. está dividido en 7 regiones, cada uno con un consejo regional. Estos consejos se reúnen cada dos meses, así como en ocasiones especiales. Svali estima que en EE.UU. entre el 1 y el 2% de la población puede pertenecer a la secta Illuminati.

Los consejos regionales reportan a un consejo nacional. Además de EE.UU. Svali nos dice que hay consejos nacionales en Canadá, en México, en las distintas naciones de Europa, en la Unión Soviética y en China. En los consejos nacionales hay puestos fijos para representantes de la «vieja» banca, como los Rothschild, los Rockefeller, los Carnegie o los Mellon. Finalmente, los consejos de dirección nacionales reportan a un Consejo Mundial Supremo. En él se sientan representantes de los Rothschild, los Rockefeller, los Habsburgo y los linajes de poder en Inglaterra y Francia.

Camino al Nuevo Orden Mundial

Según Svali el objetivo fundamental de los Illuminati es dominar el mundo, establecer el Nuevo Orden Mundial, o como también lo llaman, el «Cuarto Reich»:  «De hecho, tienen un nombre para el Nuevo Orden Mundial. Uno de los sinónimos utilizados es el de «Cuarto Reich». En serio. Muchos Illuminati tienen programación del Cuarto Reich. Sí. Alemania, y la Unión Europea, dominarán la economía mundial. La economía estadounidense decaerá por un tiempo, después se recuperará con la ayuda de Europa.»

Con los Illuminati se pone de manifiesto algo que la mayoría no comprende, especialmente una gran cantidad de académicos a los que se ha lavado el cerebro con el marxismo del Illuminatus Karl Marx. Y es que el objetivo en última instancia de las élites, en particular de estas élites Illuminati, no es ganar dinero, sino poder. El dinero o la riqueza no es el fin sino el medio. Los Illuminati tienen mucho dinero, pero porque este es una forma de poder, no por el dinero en sí.

Svali dice que los Illuminati están en el poder desde hace varios siglos, y que si uno les pregunta sobre el tema del Nuevo Orden Mundial se reirán y le responderán:
«Pero si el Nuevo Orden ya está aquí. Solo que todavía no de forma abierta.» Nos dice que la Unión Soviética nunca fue una amenaza real. Que el marxismo fue fundado por los Illuminati como un contrapeso al capitalismo, en el marco de su modus operandi, en el que fuerzas contrarias se oponen para catalizar determinados resultados. Dialéctica hegeliana. Ellos financian los dos bandos de los conflictos y se ríen, literalmente, observando cómo se enfrentan. Como si fuese una partida de ajedrez:  «Esta gente adora el juego del ajedrez, y ven las guerras entre naciones como una forma de crear orden a partir del caos.»

Afirma que Rusia será la base militar en el Nuevo Orden Mundial, porque son considerados muy eficaces y disciplinados en este ámbito: «La Unión Soviética va a fortalecerse de nuevo. Tiene un ejército muy poderoso, tanto oficial como encubierto… En el NOM ellos [los soviéticos] serán más poderosos que nosotros [los estadounidenses].»

En el escenario político y mediático, y en la realidad de la vida de los «borregos», puede haber oposiciones entre bandos, y guerras, pero mientras tanto los Illuminati de distintas naciones, partidos, ideologías, etc., trabajan coordinados siguiendo una agenda común. Como veremos todo esto no sería posible sin la programación mental y la disociación, y sin todos los «valores» que esto produce: secretismo, obediencia, lealtad, doble juego, traición sistemática a todo lo que no sea la secta.

En cuanto a China, nos dice que parte de la agenda es que su ejército también se fortalezca. Pero que China está también muy infiltrada por los mismos Illuminati, así como por mafias locales que trabajan con ellos. Los Illuminati son muy poderosos en Alemania, especialmente en la zona de la Selva Negra, nos dice Svali:

«La Bruderheit (‘Hermandad’) es el Consejo de Gobierno en Alemania. Se reúne en la región de la Selva Negra, que es considerada el centro de la Tierra y un vórtice de energía psíquica/espiritual. Son algunas de las personas más viciosas que he conocido en mi vida, y comparados con ellos los nazis (a los que, por cierto, apoyaron) parecen gente simpática.»

Nos dice que en Canadá la comunidad Illuminati es muy numerosa, así como la de los Caballeros Templarios, con los que están asociados. Afirma que entre Quebec y Montreal hay una enorme finca privada con una estatua de oro o de bronce de Baal, en la que fue testigo de sacrificios cuando tenía 12 años.

Según Svali, en torno a 2020 la agenda Illuminati se haría pública. Pero también dice que esto podría ser desinformación, que las fechas no son fijas. Que es posible que la fecha sea entorno a 2050, y en todo caso, en este siglo.

Nos habla de un colapso financiero a nivel global, que serviría para sembrar el caos, provocar guerras y amenazas nucleares, que servirían a su vez para establecer el Nuevo Orden Mundial. Entonces, al principio habría un gobierno marcadamente militar y dictatorial, para el que se están preparando, de manera encubierta, numerosas fuerzas militares y policiales.

Durante el colapso Reino Unido, Francia y Alemania, de acuerdo con Svali, tendrían las economías más fuertes, y promoverían una moneda internacional, a través de Naciones Unidas. En todo caso hay que decir que todo esto lo decía Svali a finales de los años 90.

Nos dice que el centro del poder Illuminati es Europa, y seguiría siendo Europa en el futuro. Que hay 12 padres que representan a las distintas naciones europeas. Svali tuvo que participar de niña en una ceremonia en la que besaba el anillo y juraba lealtad a estos 12 padres. Pero el centro del poder es Roma (el Vaticano):

«En los niveles superiores, es Roma. Este es el centro de poder o el corazón de los Illuminati, donde está la base de poder. Y esta es la razón por la que todos los líderes deben jurar lealtad en Roma, porque esta es considerado el núcleo, el centro espiritual del Universo. Así es como ellos lo ven.»

Después del gobierno mundial militar declarado, vendría lo que denomina una suerte de «marxismo militar», derivado del Illuminati (y satanista según Fritz Springmeier) Karl Marx. Entonces, se implementaría abiertamente la agenda eugenésica, como ya se está haciendo de manera no declarada, con programas de selección racial, esterilización, etc.

El Modus Operandi de los Illuminati

Svali nos dice que una de las características fundamentales de la «Familia», o la «Orden», como se denominan a sí mismos, es el secretismo:

«Lo primero que un niño aprende de la «Familia» o la «Orden», como ellos se llaman, es: «La primera regla de la Orden es el secretismo». Esta es la razón por la que no hay más supervivientes que salen de ella. El grado al que este grupo llega a la hora de aterrorizar a sus miembros para que no revelen lo que saben es increíble. He sido testigo de escenificaciones (oh, sí, ellos escenifican falsas muertes, etc.) en las que una persona era «quemada viva», para enseñar a los niños a guardar silencio. Se les dice que es un traidor, que reveló información, y que está siendo castigado por ello. (La persona no fue realmente un traidor, y lleva un traje ignífugo, pero verla en el fuego y gritando queda grabado en la mente de niños de 3 y 4 años durante toda la vida).»

A esto nos referíamos antes al decir que la secta Illuminati es, antes que nada, terrorista. Todo gira en torno al terror y cómo este es administrado en los rituales y la programación mental.

Pero el secretismo va emparejado con la construcción de una fachada de respetabilidad, moralidad, filantropía, participación activa en las distintas iglesias oficiales, etc. Todo esto, como veremos, vuelve a remitir a la programación, porque se basa en una estructura disociada de la personalidad:

«La disociación que sostiene a los Illuminati es su mayor tapadera para no ser detectados. Muchos de ellos, si no todos, no son en absoluto conscientes del mal en el que están involucrados por las noches.»

La obra Dr. Jekyll y Mr. Hyde es un ejemplo perfecto para comprender a los Illuminati. Pero insistimos en que todo esto no se sostendría si no fuese por la programación mental mediante trauma, que produce en ellos mentes disociadas con álters muy opuestos entre sí. Con álters frontales respetables, morales, cristianos, políticamente correctos, etc., que encubren a otros álters sádicos, malvados, despiadados, satanistas.

Esto va unido a la denominada «programación de negación», gracias a la cual los miembros de la secta, en particular en el ámbito familiar, niegan durante el día lo que sucede durante la noche, por decirlo de una manera resumida. La frase típica, cuando un niño se refiere a maltratos, rituales o reuniones de la secta, fuera del contexto oportuno, o cuando se producen fugas entre álters disociados, es:

«Fue solo una pesadilla» o «Es solo tu imaginación; eso no está sucediendo».
De hecho la programación produce álters específicos que se ocupan de crear tapaderas para este tipo de filtraciones o leaks entre los distintos álters. Estos álters específicos tienen como tarea inventar excusas convincentes, leer libros de «especialistas» que niegan el abuso satánico ritual, etc. Aquí vemos cómo hay una correlación muy estrecha entre la estructura de álters de una mente programada y la estructura social. Trataremos más sobre este tema a lo largo de este artículo.

Comprender la moral de los Illuminati no es fácil para las personas normales, que tendemos a regirnos por una cierta moral, por distinciones entre el bien y el mal, el amor y el odio, etc. Para ellos estas nociones se confunden, en la medida en que han hecho del abuso y de la tortura, es decir, de la programación mental mediante trauma, el centro de su formación y de su modus operandi. En la medida en que desde un principio el protector y el maltratador son la misma persona, y esto les parece lo más natural y lo más normal del mundo:

Un entrevistador le preguna a Svali: «Si usan la tortura y el terror en aquellos que aman, que son de menor rango, ¿cómo distinguen entre el amor y el odio?»
Ella responde: «No los distinguen. Dicen a sus hijos, mientras los torturan, «estoy haciendo esto porque te quiero». Para ellos, el mayor amor es hacer que un hijo sea fuerte, y que este en forma para ser un líder, o ascender en el grupo, por los medios que sean.»

El único límite lo ponen los niños que mueren como víctimas de la traumatización. Para ellos todo tiene un precio, y el precio es la carne. Dominar el mundo, y como veremos después, llegar a ser dioses, tiene un precio, y solo los que están dispuestos a pagarlo merecen disfrutar de este privilegio.

Lo que es difícil de comprender para la gente normal, y al mismo tiempo es clave para comprender todo lo demás, para comprender el poder-religión y su mecánica, es que ellos no se rigen por la misma moral que el resto. De hecho se podría decir que ni siquiera tienen una moral como tal, sino un instinto de dominio refinado, sofisticado, ritualizado. El sacrificio de Isaac por Abraham es el mejor ejemplo para comprender que para ellos no hay límite, que cualquier cosa es justificable si sirve a la causa, que en última instancia se basa en la obediencia ciega.

«Quiero tratar de otra idea equivocada, en concreto, de que los Illuminati saben que son malvados. Cuando estaba en el grupo, tanto yo misma como los que me rodeaban estabamos ideológicamente comprometidos con la agenda que considerabamos BUENA. Cuando yo era instructora creía que estaba ayudando a otros a alcanzar su pleno potencial. […] Ellos creen honestamente que están haciendo algo BUENO, y si les dices que no era correcto o que estaba mal, esto les provocaría confusión.»
Estas nociones sectarias de lo que es el bien y el mal están vinculadas a una visión del mundo tremendamente elitista, racista, supremacista, fascista, etc.:

«Ellos creen que, básicamente, son BUENOS y están haciendo un buen trabajo, incluso si los medios que utilizan son difíciles de soportar a veces. Están arrancando la mala hierba, los débiles y los no aptos, y desarrollando un ser humano superior. Ya sé que esto suena horrible, pero ellos creen en esto realmente, honestamente, en su interior.»
Como se ve, una de las claves para entender su manera de pensar es este suprematismo, así como la creencia en que «el fin justifica los medios». Y sin embargo nosotros creemos que simplemente son sádicos refinados, que inventan lo que sea para legitimar este sadismo y hacer de él un arte.

Sadismo religioso, por supuesto. El Falo como el símbolo central de una religión. Ahora obsérvese lo que estos Illuminati vienen colocando desde hace siglos como monumentos en sus centros de poder, en la Plaza de San Pedro en Roma, en el Mall de Washington D.C., en la Plaza de la Concordia en París, etc.

En otro punto Svali nos dice que los Illuminati no distinguen tanto entre el bien y el mal como entre los «iluminados» y los «no iluminados». Lo que es necesario comprender es que los «iluminados» son los programados mediante trauma, y que esto se hace desde que son bebés, sin su consentimiento. A menudo incluso desde que son fetos. Esta gente son enfermos mentales, el problema es que dirigen el mundo. No es la plutocracia, ni la aristocracia… es la psicopatocracia.

Todo esto nos lleva a la noción de lealtad, que también es muy importante entre ellos. Lo primero y lo más importante es la «familia» Illuminati. Y esto a su vez supone la consideración de sí mismos como superiores y diferentes al resto de los humanos. Ellos son los «illuminados» y el resto somos «borregos». Es como si fuésemos de dos especies diferentes, a sus ojos.

«… a medida que la lealtad al grupo es inculcada, y esta es la primera y la principal programación que se instala siempre, entonces, con independencia de cuál sea su rol eventual, serán siempre leales. Y esta [lealtad al grupo] se convierte en su principal lealtad. Sea cual sea la nación, sea cual sea su función en la vida pública, su primera y principal lealtad será al grupo, y a servir a sus objetivos, aunque no los conozcan.»
Svali nos dice que los Illuminati son muy ambiciosos, muy orgullosos, que no tienen piedad para acabar con aquellos que se opongan a sus planes. Se consideran a sí mismos la élite, la que debe guiar al rebaño, como si fuesemos una especie inferior. Son racistas y creen en la superioridad de la raza aria, que está vinculada a linajes ancestrales de poder:

«Los Illuminati son racistas, y tienen un aspecto muy «ario». Creen poderosamente en el liderazgo de los que ellos definen como «puros» e «inteligentes»; y en sus ceremonias, en ocasiones, son asesinados miembros de minorías raciales.» Svali nos dice que el nazismo fue creado por los Illuminati, y que las figuras más importantes de este movimiento, como Hitler, Himmler y Goebbels, eran también líderes Illuminati.

Parte del adoctrinamiento que sufren consiste en obligarlos a jugar de niños a los «campos de concentración». Svali lo experimentó personalmente, tanto en EE.UU. como en Alemania. Entonces es frecuente que utilicen el alemán, y que muchos tengan de hecho un álter que hable alemán, que utilizan, también en rituales.

Algunos de los miembros de la secta son utilizados como «criadores», en la medida en que proceden de linajes seleccionados. Estos bebés son ofrecidos/vendidos por los criadores a matrimonios arreglados, o en el marco de alianzas entre linajes o familias. Nos dice que estos niños raramente son sacrificados, aunque esto es lo que les dicen a los padres biológicos para que no busquen a sus hijos después de entregarlos.

También creen en la mejora de los linajes mediante técnicas de ingeniería genética. Aquí vemos cómo el transhumanismo está mucho más vinculado a toda esta ideología elitista, suprematista, racista, de lo que nos dicen. La noción de superioridad racial es solo un eslabón anterior a la de «superioridad genética». Y la ingeniería genética solo la última vuelta de tuerca de una tradición endogámica de selección y depuración racial que se remonta a milenios. Y todo esto, a su vez, se elabora en el crisol del ritual hierogámico-sacrificial, en el «santo grial» en el que se bebe «sangre real». El multiculturalismo es solo una estrategia más para debilitar y destruir a las naciones y a los pueblos, pero que no se aplican a sí mismos. El multiculturalismo es una forma de transformar al ser humano en ganado. Pero los Illuminati seguirán siendo arios, altos, rubios, con ojos claros… y sadismo sublimado.

Pero al mismo tiempo, nos dice Svali, hay una gran frustración y descontento entre ellos. En la medida en que la práctica mayoría son programados mentales mediante trauma, esto es, han sido abusados y torturados desde niños y/o bien han sido sometido a programación sistemática, para hacer de ellos seres disociados. Y a pesar de que esta misma programación lo que hace es compartimentalizar en álters amnésicos todo lo negativo de la secta, muchos de ellos no se sienten cómodos en esta psicopatocracia:
«La mayoría de ellos son víctimas heridas, maltratadas, que no se dan cuenta de que es posible abandonar el grupo. Hay un montón de descontento en las filas, y habría un éxodo masivo si los miembros creyeran en que es posible salir (y sobrevivir). Muchos de los instructores que conocí (a pesar de ser pedófilos y torturadores malvados) NO estaban satisfechos con lo que hacían. […]

¿Sabes cuál es una de las zanahorias más apetecibles que le ofrecen a los que progresan en el grupo? No tener que hacer daño a nadie nunca más, y no poder ser maltratado (es cierto: solo aquellos que están por encima de tí en el grupo pueden maltratarte, así es que todo el mundo quiere ascender, donde el grupo de candidatos [al maltrato] se reduce). Naturalmente, la gente puede elegir la opción de abusar de alguien que esté por debajo, y esto motiva a algunos (¡pero no a todos!) a ascender.»
Esta cita es tremendamente reveladora de la mecánica sádica que mueve todo en la secta. Y de lo insano de este sadismo. Por más que la programación tienda a ocultarlo.

Lo que hacen es simplemente intensificar y canalizar los flujos libidinoso-agresivos de manera muy jerárquica, con métodos de programación mental muy intensos, de manera que el grupo en su conjunto acumule una gran energía libidinoso-agresiva, que es utilizada para la consecución de sus agendas. Energía que es descargada contra sociedades profanas en las que esta mecánica de transferencia es menos versatil, más frágil. Si algo son es cohesivos, pero tienen y tenemos que pagar un precio muy alto por ello.

El secretismo, la infiltración, las agendas implementadas a largo plazo, la paciencia, son claves para comprender cómo operan:

«Ha sido un proceso lento y sutil, porque tienen mucha paciencia. Han estado trabajando entre bastidores desde hace cientos de años, y saben que el público acepta lentamente las nueva ideas, que esto tiene que hacerse lentamente. (A esto lo llaman guíar al «borrego», que es uno de los términos que utilizan para los «no iluminados».» «Los Illuminati no lo ven como «Esto es lo que tiene que ocurrir ahora, durante mi vida». Esta gente tiene objetivos que duran siglos; dos siglos, por ejemplo. Son muy muy pacientes.»

Svali nos pone un ejemplo de la manera en que una producción hollywoodense puede llevarse a cabo:

«No van a un productor de cine y le dicen «Ah, por cierto, somos miembros de los Illuminati y queremos que hagas una película que promueva nuestra agenda». (Recuerda, tampoco son estúpidos.) En lugar de eso, crearán una pequeña sociedad de inversión que financie películas, con ideas que les gusten. Discretamente contratarán a actores y productores y directores y guionistas; pero nunca harán mención pública a su afiliación o al motivo por el que están haciendo esto.»

Svali nos dice que la masonería y la secta Illuminati están íntimamente vinculadas. Su experiencia es que los masones de los grados más altos son también Illuminati. Como sus abuelos (presidente de la logia Eastern Star y masón de grado 33, y al mismo tiempo líderes Illuminati en la zona):

«¿Todos los masones son Illuminati? No, especialmente en los niveles bajos; creo que no saben nada de lo que ocurre, en mitad de la noche, en los grandes templos. Muchos son, probablemente, hombres de negocios y cristianos buenos. Pero nunca he conocido un masón de grado 32 o superior que no fuese Illuminati. El grupo contribuyó a crear la masonería como un «frente» para sus actividades.»

Lo mismo sucede con respecto a diversos grupos religiosos, como mormones, testigos de Jehová, diversas sectas, incluidas las satanistas, así como movimientos New Age, si podemos considerarlos como religiosos. Según Svali estos grupos estan «afiliados» a los Illuminati, esto es, los controlan en buena medida, mediante dinero, infiltración, poder, y el entrenamiento que les ofrecen.

Los Illuminati establecen también alianzas con otras organizaciones afines, con otras sociedades secretas, sectas, mafias, redes de crimen organizado, grupos paramilitares y terroristas, etc. La clave para comprender su poder está en sus actividades ilegales, y esto está vinculado a su vez a su religiosidad, a su falta de moral, a la efectividad de la programación mental:

«… si piensan en cualquier actividad ilegal, ellos estarán probablemente involucrados en alguna medida. Quizás no abiertamente, en el punto en el que el dinero real cambia de manos. Pero si consideramos actividades como pornografía infantil, prostitución, trata de blancos, tráfico de armas, casinos, entonces, en algún punto en el que el dinero cambia de manos, amortiguado por unas cuatro capas de personas, habrá probablemente alguien de los Illuminati involucrado en ese punto. Estos tipos meten la mano en todo.»
En otras palabras, persiguen una suerte de monopolio de las actividades ilegales y del ocultismo, dos temas muy cercanos el uno al otro, en la medida en que están articulados por una misma mecánica de control mental mediente trauma, el arte que los Illuminati han sabido depurar a lo largo de siglos. Insistimos, sin criminales refinados. Al lado de ellos todos los demás son aprendices. Y esta criminalidad refinada, sofisticada, oculta, es lo que sostiene todo el sistema. Otra de las claves para asegurar su secretismo es no dejar trazas de sus actividades.

La ley, el Estado, la democracia, son tapaderas detrás de las que esta criminalidad sistemática y refinada puede darse con mayor impunidad. Y esto es lo mismo que decir que la dictadura global es tanto más eficaz cuanto menos se percibe como tal. Y todo esto es parte del doble juego, que es el arte por excelencia de los Illuminati, herederos entre otros, de la Nobleza Negra, otros maestros de la máscara y el «carnaval».

Esta es la clave para entender su poder: empujar alternativamente los dos platillos de la balanza de las distintas dialécticas, oposiciones, conflictos. Lo hacen de una manera que ejerce mucha presión, en la medida en que operan al margen de la ley, pero al mismo tiempo con la cobertura de la ley y los Estados de derecho, jugando este doble juego.

Svali nos dice también que dan mucha importancia a todo lo que tiene que ver con la lucha, con las armas, con la formación militar. Están altamente infiltrados en la inteligencia, en el ejército, en la policía, especialmente en los puestos más altos. Lo que les permite actuar a un tiempo a un lado y a otro de la línea artificial de la ley. Con el problema fabricado o con la solución al problema.

Por ejemplo, en la zona de San Diego en la que operaba Svali, nos dice que el 20% de los miembros de la secta pertenecían al ejército, que eran de hecho altos cargos militares y de inteligencia.

Nos dice que las bases militares secretas que existen en EE.UU. están vinculadas a los Illuminati, y en ellas se instruye a los miembros de la secta en todo tipo de técnicas de combate, cuerpo a cuerpo, artes marciales, uso de armas, control de aglomeraciones, etc.

La clave de su poder está en generar crisis, en hacer caer Estados y gobiernos, y por lo tanto deben estar formados en el ámbito militar, policial y de inteligencia, para hacer crear y hacer frente a estas crisis. La activación de estas funciones militares específicas forma parte de la programación mental de la mayoría de los miembros.

Están muy infiltrados también en el ámbito paramilitar, cuentan con fuerzas propias, conocen los métodos, la armas, las tecnologías más punteras, forman a otros grupos paramilitares. Esta es una de las formas como, de hecho, acaban controlándolos, nos dice Svali. Disponen de asesinos a sueldo, que también ofrecen a otras redes criminales con las que se asocian.

Nos dice que sus técnicas, no solo militares y de instrucción, sino al mismo tiempo de programación mental, son las mejores en el mundo, y esto les permite, no solo ofrecer estos servicios a otros grupos mafiosos, sino, a través de ello, conocerlos, asociarse con ellos y controlarlos. Insistimos, la clave no está en la violencia en sí, sino en el uso refinado de la violencia. Y en esto es en lo que consiste, sobre todo, las grandes religiones de masas, que ellos mismos han creado para controlar a los borregos.

Como avanzábamos, su financiación proviene de todo tipo de negocios ilegales, tales como tráfico de armas, drogas, pornografía ilegal y snuff movies, comercio con humanos, especialmente niños, etc. Svali nos dice que uno de los grandes negocios de la secta es la prostitución infantil, a menudo con niños de la misma organización, que son formados para esta labor desde pequeños. Este tema es clave para ofrecer premios a los miembros del grupo, para comprometer a políticos y a otras figuras, para obligarlos a trabajar al servicio de la agenda Illuminati. Lo mismo se puede decir de sectores afines como la pornografía ilegal y la grabación de snuff movies. Los padres de estos niños suelen estar de acuerdo y ofrecerlos a cambio de dinero, privilegios, ascensos, impunidad, etc.

Una de las claves de su estrategia es adoctrinar a las sociedades hasta el punto de que consideren inconcebible que su modus operandi sea real. Esto lo estamos viendo hoy de manera evidente. De manera que los investigadores más informados sobre esta realidad parezcamos locos ante la opinión pública aborregada.

Para ello, dedican un gran esfuerzo a que académicos, investigadores, periodistas, guionistas, etc., supuestamente serios, veraces, creen cortinas de humo para que el público no conozca la existencia de los Illuminati y sobre todo sus métodos. El mejor ejemplo, de nuevo, son los programas de control mental mediente trauma, que como estamos intentando mostrar son centrales en toda esta mecánica, y que sin embargo son muy desconocidos y hasta inconcebibles para la gran mayoría de la sociedad.

Pero todo esto se sostiene también en una característica inherente a las sociedades profanas, que Svali ha comprendido muy bien, que consiste en no querer conocer la realidad:

«La evidencia está ahí, pero en mi opinión, el ciudadano medio NO quiere saber, e incluso cuando se encuentra cara a cara con ella, mirará a otro lado. … creo que los medios que le restan importancia al abuso ritual se alimentan de esta necesidad profunda que tiene el público medio de NO saber la realidad.»

El público medio dice querer conocer el mundo, pero en realidad, tan pronto como observa que este mundo es demasiado horrible, prefiere mirar hacia otro lado. Y ese otro lado es la «ficción» que los Illuminati les ponen en los televisores, con el nombre de «realidad». Todo esto no es más que otra forma de religión, de creencia, de producción de «realidad».

Y es esta masa crítica de ciudadanos que, en el fondo, no quieren conocer la realidad, quieren creer en la «realidad» que se les presenta, la que hace posible que las agendas Illuminati sigan implementándose. Sin que estos se preocupen demasiado de que una minoría de ciudadanos no les crea, siempre que siga siendo minoritaria y no afecte a las masas críticas.

Continuará en una segunda parte…

https://youtu.be/o_9EGI7hx_I

VER ▶ El Vaticano al Descubierto: Bizarros Rituales Illuminati en su Interior (Video)

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4 Comentarios

  1. Yo pienso que es manipulación mental con un scanner y los borregos son las personas que están mandando información a través de Facebook

    Responder
  2. Yo ayer estuve de charla con un alien mason, que me juraba que los illuminatis no tenian hijos.
    Hacen un riguroso examen a los infantes abandonados y si veian (a traves del test de campbell) que sus resultados eran altamente sumisos procedian al lavado mental mediante vanish.

    Responder
  3. Cómo me puedo unir a los illuminati

    Responder
    • Debes tener «talento» saber mover las masas, tener carisma y ser un weón…

      Responder

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