El casco de Dios es el nombre con el que se conoce un artefacto experimental que estimula mediante campos magnéticos los lóbulos frontales del cerebro.
Concretamente en la neuroteología, se estimula el campo derecho, en el que se cree, existen nuestras percepciones espirituales. Este artefacto fue ideado y desarrollado por Stanley Koren y por el neurólogo Michael Persinger, el cual, tiene en propiedad la patente.
Según el Dr. Persinger, los sujetos sometidos a la estimulación del casco tuvieron experiencias “místicas” y estados alterados de consciencia, asegurando la presencia de Dios, y alguno incluso del diablo.
Los sujetos experimentaban una especie de sensaciones vívidas de misticismo asegurando una presencia divina totalmente perceptible para ellos.
El propósito del nacimiento del Casco de Dios
El “Casco de Dios” fue creado, concretamente, para probar que el cerebro, tal y como pensaba Persinger, está dividido en dos hemisferios que, aunque normalmente trabajan juntos, es el izquierdo el que ejerce el papel dominante.
Persinger sostenía que los dos hemisferios completan lo que es nuestro cerebro y capacidad de pensamiento, pero que, debidamente estimulados pueden trabajar por separado, manifestándose como un “yo” en sí mismos.
El casco fue creado precisamente, para estimular los hemisferios por separado, en ningún caso se creó con el objetivo de probar ninguna especie de presencia divina.
Pero durante sus experimentos, se dieron cuenta de que le hemisferio derecho, normalmente el “dormido” por decirlo de alguna manera, invade el hemisferio izquierdo, causando lo que Persinguer denominaba “intrusiones inter-hemisféricas”.
Estas experiencias, que los sujetos que han portado el casco describen como “experiencias de visitantes” podrían ser causadas, según Persinger, por esa “intrusión inter-hemisférica” mientras se porta el casco.
Los individuos aseguran tener sensaciones de haber vivido vidas pasadas, sentir la presencia de seres no-físicos, fantasmas, musas y otra serie de seres espirituales y divinos.
Pero lo cierto es que no todas las experiencias vividas con este casco han sido agradables, algunas han llegado a convertirse en auténticas pesadillas para sus portadores.
Las visiones y sensaciones experimentadas han sido terroríficas, con visiones demoníacas y la sensación de presencias del bajo astral, llegando a ser insoportables.
El dispositivo en cuestión no es más que un casco con una serie de estimuladores, llamados solenoides situados a la altura de los glóbulos temporales. Según Persinger, el dispositivo induce campos magnéticos complejos, de 1 micro Tesla.
La experiencia se realiza con el individuo en una habitación insonorizada, y que actúa como una cámara de Faraday, bloqueando todo tipo de radiación y ondas electromagnéticas que pudiesen interferir sobre la acción del casco.
Las sesiones se producen mediante dos estimulaciones en dos fases consecutivas. La primera, aplica una señal sobre el lóbulo temporal derecho, y en la segunda fase se estimulan ambos lóbulos, con un patrón derivado de la amígdala.
Experiencias con el “Casco de Dios”
En el vídeo al final del artículo podéis ver diversos testimonios sobre lo que han experimentado las personas que han probado este controvertido casco. Incluso el Dr. Miguel Gaona lo probó con Sanchez Dragó, y el resultado fue ciertamente sorprendente.
De hecho, el único casco que existe en España es propiedad del Dr. Gaona.
Lo curioso es que, la mayoría de individuos describen experiencias realmente místicas, muchas de ellas coincidentes, como por ejemplo con la visualización corpórea de una especie de ángeles o seres divinos, o siendo ellos mismo los que abandonaban su cuerpo, teniendo una experiencia extracorpórea.
Sería de necios obviar, que durante miles de años, el hombre ha experimentado con ciertas sustancias para conseguir esta “conexión” con lo divino, con el fin de obtener visiones que fuesen favorables para la tribu, o para un bien particular.
Muchos de los que han probado el casco de Dios, incluido Sánchez Dragó, comparan su efecto con la toma de Peyote, que todos conocemos por el viaje místico que proporciona a los que se dejan guiar por la experiencia y el saber hacer de un buen guía o chamán.
En este caso, la pregunta sería, ¿nos conecta el Casco de Dios, de la misma forma que ciertas sustancias con lo divino? O por el contrario… ¿Somos nosotros mismos y nuestro cerebro el que provoca estas sensaciones?
Nuestro cerebro funciona como una antena
Cada vez, la comunidad científica está más convencida de que nuestro cerebro funciona como una especie de antena receptora. De hecho, ya se habla con propiedad de una conciencia global, algo que hace algunos años atrás era impensable.
De hecho, la comunicación y transmisión de datos dentro de nuestra propia materia gris, funciona a través de las dentrinas, que no son otra cosa que pequeñas antenas que trasmiten información.
Ramón y Cajal ya nos ilustró a través de sus dibujos sobre el funcionamiento de estas dentrinas.
Pero se sabe, que estas dentrinas provocan el cambio de información de forma selectiva, dejando pasar según le convenga partículas con carga positiva o negativa.
Hoy en día observamos antenas por todos lados… Antenas de telefonía, de receptoras de satélites, de televisión, de radio… Al igual que ellas, nuestras dentrinas, tienen una función parecida, captando emisiones electromagnéticas.
Lo que ocurre es una cosa muy simple, que nosotros tenemos una conciencia programada para no procesar ciertas cosas. Se nos ha educado en la racionalidad, y cada vez más, la educación de los niños va camino de que se hagan las más mínimas preguntas posibles.
La filosofía nos hacía pensar, cuestionar nuestras profundas creencias, y pensar que puede haber un mundo ahí fuera que desconocemos por completo.
La teoría de la Caverna de Platón lo dice claramente, vivimos en un mundo de sombras chinescas, y nos es incómodo realizarnos preguntas, porque todo el mundo que conocemos puede desmoronarse en cuestión de segundos.
La filosofía se ha eliminado de las aulas, a la clase dominante le resulta incómodo que el populacho se haga preguntas.
Pero… ¿Y si el Casco de Dios deshinibiera toda esta programación que duerme nuestras dentrinas y las estimulase para ser receptoras de todas las energías que pululan a su alrededor?
Se han realizado experimentos en aislamiento en zonas con ciertas energías, podríamos decir, fantasmales, y las visiones que han tenido los individuos sobre los que se realizaban los experimentos, no han dejado lugar a dudas.
Al estimular el glóbulo derecho, este toma la voz cantante del cerebro, inhibiendo el pensamiento racional preprogramado del izquierdo, en el cual tenemos alojada nuestra educación y nuestro castramiento imaginativo.
El cerebro es libre de recibir los estímulos electromagnéticos de nuestro alrededor, de igual forma que se utilizaban drogas y prácticas ancestrales para comunicarse con diversos dioses y entidades del más allá.
Realmente, hay mucho que experimentar con respecto a este artilugio.
Y sí, es posible que sencillamente se trate de manipulación cerebral programada y que las vivencias de las personas que lo han experimentado sean solo eso, mera y sencilla estimulación sin más.
Pero todo apunta a que no, a que hay algo más, y esto exponencia posibilidades y probabilidades.
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REDACCIÓN: Ana Escudero Satorres
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