En el siglo 18, apareció en la corte del rey Luis XV, un enigmático personaje que se hacía llamar Conde de Saint Germain.
Entre sus facultades se contaba la capacidad de convertir el plomo en oro y de arreglar, por artes completamente desconocidas, cualquier piedra preciosa que tuviera alguna imperfección.
Nadie sabe de dónde salía este taumaturgo ni de dónde sacaba su inagotable riqueza que le llevó a codearse con lo mejor de la sociedad francesa, inglesa, rusa o belga. Su origen, era otro misterio.
Algunos decían que era alemán; otros, español. Se barajó también la posibilidad de que fuera italiano, ruso e incluso tibetano; pero lo cierto es que nadie consiguió averiguarlo jamás. En la corte, el enigmático conde de Saint Germain afirmaba ser inmortal y que su sapiencia procedía de un lugar remoto.
Cierto día, pronunció las siguientes palabras, que Franz Graffër, consignó en sus memorias: “Desapareceré de Europa -dijo- para ir a la región del Himalaya. Allí descansaré. Dentro de ochenta y cinco años se me volverá a ver“. Con estas palabras, en efecto, desapareció de la escena.
Pero fue en la década de los 70 del siglo veinte cuando un personaje llamado Richard Chanfray, apareció en la vida pública francesa, reafirmando ser el inmortal conde de Saint Germain. Lo cierto es que consiguió, ante las cámaras de televisión, convertir el plomo en oro, sin que aparentemente se viera truco alguno.
Se hizo tremendamente conocido en toda Europa y quizás muchos se preguntarán qué fue de él. ¿Sería, en verdad, inmortal tal y como afirmaba? ¿Era en realidad el verdadero conde de Saint Germain?
El 13 de agosto de 1983, el periódico español El Caso, publicó en su página 14 una extensa referencia a este singular personaje. En él, se nos explica qué pasó con el supuesto conde y cuál fue su final.
Para todos aquellos que nunca supieron el final de esta historia y que son seguidores de la misteriosa figura del conde más enigmático y controvertido que haya dado la historia, aquí está.
Richard Chanfray aseguraba que era inmortal. Durante muchos años tuvo a sus pies a todas las altas damas de la jet-set francesa; le hacían consultas y dictaba oráculos y vaticinios. Consiguió convencer a toda la alta sociedad de que era la reencarnación del conde de Saint-Germain..
Sólo había una diferencia. El supuesto conde de Saint Germain era, presuntamente inmortal, y Chanfray no lo era. Mira el siguiente video de David Parcerisa para conocer el trágico final de éste personaje, y déjanos tu comentario más abajo.
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Tengo entendido que el conde de Saint Germain hablaba 30 idiomas, era alquimista, y tambien es un maestro ascendido. Guardian de la llama violeta.