Ubicado en el corazón de Alaska se encuentra Shishmaref, la tierra de los inuit, un pueblo que podría desaparecer en cualquier momento..
El pueblo tiene tan solo 560 habitantes descendientes de los inuit, una tribu que ha habitado las diferentes regiones del ártico americano durante décadas..
Sin embargo, esos habitantes ven como poco a poco su vida se desvanece ante sus ojos sin poder hacer nada. Esto debido al deshielo que fervientemente destruye su mundo a la vez que sube el nivel del mar.
Por desgracia, esto no es algo nuevo para los inuit. En los años 30 ya fueron testigos de cómo uno de sus pueblos, ubicados a las orillas del lago Angikuni, al norte canadiense, desapareció sin previo aviso.
Durante más de 70 se han hecho expediciones al lugar para intentar resolver este extraño hecho sin resultado alguno, lo que ha generado muchas teorías, pero ninguna respuesta.
Los antiguos habitantes de zonas cercanas alegaron que aquella región era frecuentadas por espíritus que en ocasiones de transformaban en animales. Entre ellos el célebre Wendigo.
Pero este suceso podría considerarse solo como la punta del iceberg; declaraciones de los más longevos habitantes mencionan un suceso que aconteció en aquellas épocas.
El misterio de la desaparición del pueblo
Específicamente un hombre llamado Arnand Laurent relató que se encontraba en las cercanías de la zona cuando vio un objeto cilíndrico y resplandeciente surcando los cielos a gran velocidad, justo en la dirección del lago Angikuni.
A pesar del extraño hecho, continuó con sus labores y, al final de la tarde, cuando se dirigía a su pueblo, dio alerta a la policía canadiense que no se preocupó mucho por la denuncia.
A los meses, un misterioso vendedor de pieles de la zona también dio declaraciones sorprendentes que se relacionaban con lo visto por Arnand.
Joe Laballe quería comerciar pieles con los inuit de la zona, pero se sorprendió de que no hubiera absolutamente nadie. Entró en un par de chozas y todas estaban vacías.
Lo más extraño de todo es que habían trineos en medio de las carreteras, chozas abiertas, frutas a medio pelar. Nadie se había llevado nada, pues las pieles y alimentos continuaban almacenados. Parecían que de un momento a otro, hubieran huido de algo.
Cuando Laballe hizo la denuncia, la policía se sorprendió de que la fecha de la llegada del vendedor tan solo tenía unas cuantas horas después, al avistamiento de Arnand.
A menos que los inuit supieran volar, no existe forma de que hayan abandonado el pueblo sin dejar ni un solo rastro en la espesa nieve. Este hecho continúa siendo un enigma para todos.
Y los inuit temen a que un nuevo caso de desaparición azote a su tribu en el futuro cercano.. ¿Qué crees que sucedió realmente? Déjanos tu comentario más abajo.
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